Pensamiento

"Piedras nos encontraremos siempre, con sabiduría sabremos quitarlas sin apartarnos del camino".
FLVV

domingo, 17 de agosto de 2014

Mi huella dactilar. El verdadero poder de decidir cuánto pago



Si queremos producir bienes de consumo para el mercado interno y poder llegar a exportar, se deben asumir los costos reales de producción sin ningún tipo de subsidios, es decir, “no caernos a coba”.

Humildemente creo que estamos entrampados en la creencia que por ser venezolanos nos tienen que regalar todo lo que consumimos, aunque el resultado sea el colapso de nuestra economía ahuecada por la corrupción, contrabando, importación de contenedores vacíos y otros males. Consecuencia inevitable: La muerte de nuestra gallina de huevos de oro, PDVSA.

La revolución bolivariana, nuestro socialismo del siglo XXI, -ese que estamos construyendo-, bien puede aprovechar las experiencias de todos los sistemas económicos que operan en el mundo y en base a esas experiencias, adecuar a nuestra realidad interna el que nos convenga.

Ofrecemos, -grosso modo-,  un sistema venezolanísimo de economía interna.

Las empresas productoras de los sectores público, privado, comunal y mixto deben aplicar una estructura de costos real, sin subsidios, de manera que el precio final del producto no sea susceptible a manipulación ni tiente el deseo morboso de contrabandearlo.

Usted que me lee estará pensando que estoy loco y que lo que propongo es un paquetazo, pero ¡NO!.

Se pretende blindar nuestra economía. Los beneficios deben ser a lo interno, eliminando el colador por donde se fugan las bondades de la revolución al exterior y nos tienen en la situación actual que nos ocupa.

Para efectos externos a nuestra frontera, el precio final de los productos que fabriquemos o importemos, deben tener precios “internacionales”. De raíz se soluciona el asunto del contrabando, tan sencillo como que no va a ser negocio para ciudadanos y funcionarios que tienen como denominador común la corrupción. Los personajes “uñas largas”.

Luego de aplicar lo anterior, si podremos decir entonces que, -como venezolanos-, tenemos el derecho a disfrutar de las bondades del Socialismo del siglo XXI, ese que utiliza los beneficios de PDVSA para (entre otras cosas) subsidiar, tanto los productos de primera necesidad como otros bienes y servicios que a todas luces no son prioritarios pero que abonan a tener “calidad de vida”, que nos acercan a nuestra meta: “La mayor suma de felicidad posible”.

Pero, ¿cómo lo podemos llevar a cabo?

¡Con nuestra huella digital!, esa que nos ha dado poder electoral, que nos garantiza que nuestro voto es único e irrepetible. Un sistema INCORRUPTIBLE.

Pues bien, hagamos un ejercicio de aplicación de este sistema de consumo venezolanísimo:

Vamos a hacer mercado, a nuestro abasto Bicentenario más cercano y hacemos la compra regular. En la caja, coloco mi huella dactilar y el sistema verifica que la compra de productos esta dentro mi patrón de consumo “AL DETAL” familiar y/o personal. Se aprueba el subsidio.

Se le paga a Bicentenario el monto menos el subsidio y Bicentenario se encargará de cobrar ese diferencial (el subsidio) al organismo creado para ello.

Si deseamos comprar una cantidad adicional de esos productor…porque… ¡nos da la gana!!!, (así de grosero) pues se compra, pero al PVP de mercado.

Igual se puede aplicar a la compra de productos de línea blanca o marrón.

En primera persona: ¿Quiero un aire acondicionado HAIER de esos bien bellos de 18 mil BTU?, pues voy a mi tienda, pongo mi huella y lo compro a Bs. 9.800,00 que es el precio “justo”. Ahh!, ¿quiero comprar otro?, pues lo compro al precio de mercado y no a través de mercadolibre como ocurre diariamente.

Se le acaba el negocio a los corruptos y bandidos que revenden esos productos, perjudicando a muchos (Gobierno, divisas, SENIAT, rentabilidad de empresas, y muchos etc.).

¡El uso de nuestra huella generará ingresos a La República!, la fábrica o importadora cumple su estructura de costos y deja de ser una empresa deficitaria, paria del sistema. Se satisface al mercado interno, las necesidades del subsidiado (que es el común denominador, el pueblo pues) y al consumista compulsivo que, a fin de cuentas, ayudará al proceso productivo del país.  Se frena el contrabando de extracción y se es competitivo para exportar a países hermanos. Mas ingresos a distribuir entre nosotros mismos, esa espiral si es de progreso, EN SOCIALISMO.

¡Ahh, muy importante!: Junto a una política de seguridad jurídica y reglas claras de parte del alto gobierno, generará inversiones nacionales y extranjeras (ALBA, MERCOSUR, CELAC)

¡Imaginemos aplicar este esquema de subsidio a la gasolina!, nuestra huella activa la tarifa “para venezolanos” y los turistas y consumistas inconscientes, ¡que paguen a tarifa internacional!.

Mi número de cédula tiene registrado todos mis consumos y compra de bienes. Mi huella dactilar activa y consulta mis cupos disponibles, es decir, YO tengo el poder de decidir que consumo a precios subsidiado y que pago a precio de mercado.

Esta propuesta pretende contrarrestar de manera eficiente tres problemas de fondo: FALTA DE PRODUCCIÓN, EL CONTRABANDO DE EXTRACCIÓN y LA CORRUPCIÓN.

Propuestas propositivas para abonar a la construcción de nuestro Socialismo del Siglo XXI. Es posible si lo internalizamos y apoyamos de manera irrestricta.

Por y para nuestros hijos.

Asumámoslo pues con compromiso CHAVISTA. ¡No podemos fallar!

Fernando Luis Vegas


Alí Primera escribió en uno de sus poemas musicales:
“Nosotros hagamos la historia, que otros la escriban en un mundo mejor”.

Tremenda responsabilidad.

viernes, 1 de agosto de 2014

¿La tarifa por el servicio? Una decisión personalísima



La “Banda Verde: Uso racional y eficiente de la electricidad” bien puede extrapolarse a otras áreas económicas de nuestro país.

El tema de la gasolina, -por ejemplo-, es perfecto para que le sea aplicada esta novedosa e interesante propuesta del Gobierno Bolivariano.

Todos los venezolanos, tenemos derecho a recibir servicios de calidad y a precios solidarios, abonando créditos a nuestro anhelo de lograr la mayor suma de felicidad posible a nuestro pueblo, es decir, a nosotros mismos.

Nuestra felicidad no puede ser a costa de acabar con la economía venezolana, quebrar las empresas del estado o sencillamente producir a pérdida. Al final los recursos con los que se sufraga esas pérdidas es dinero que se deja de invertir en nosotros mismos.

Es aquí donde encontramos pertinente, interesante e innovador la propuesta que viene del Ministerio del Poder Popular para la energía Eléctrica. Actualizar los costos de generación, mantenimiento, transmisión y administración de la energía eléctrica y facturar y cobrar la tarifa real y justa que se debe cobrar por el servicio. El estado subsidia una parte del consumo eléctrico, sencillamente porque nosotros, el pueblo, somos los beneficiarios naturales del servicio y tenemos derecho a este (la banda verde). También tenemos el deber de hacer un uso racional de él y es allí donde, -inteligentemente-, el estado nos permite usar, disfrutar y hasta malbaratar la electricidad, ¡pero eso si!, pagándola a precio completo.

En conclusión: Es decisión personalísima escoger la tarifa a pagar por el servicio eléctrico. La racionalidad de su uso la determina. ¡Magnífico, genial!

Exactamente lo mismo se puede aplicar a la gasolina.

Todo residente legalmente en Venezuela, mayor de edad, con licencia de conducir y propietario de un vehículo automotor, tiene derecho a acceder a la gasolina a precio subsidiado por el estado, pero
si lo que se desea es derrochar o negociar con ese costoso, contaminante y limitado recurso fósil, deberá pagar el precio de mercado internacional. Una vez mas, el precio a pagar será una decisión personalísima.

Nuestro país cuenta con adelantos tecnológicos que deja perplejo a cualquier país vecino. Debemos aprovechar esas bondades y capacidad instalada que tenemos para ponerla al servicio de propuestas como éstas.

Aporte propositivo al servicio de la revolución bolivariana.

¡Chávez Vive!

Fernando Luis Vegas