Pensamiento

"Piedras nos encontraremos siempre, con sabiduría sabremos quitarlas sin apartarnos del camino".
FLVV

miércoles, 28 de enero de 2015

La Tarjeta de Abastecimiento Seguro y el Sistema Nacional de Pagos; ¡La pareja perfecta!



Cuando visualizamos a la tarjeta de abastecimiento seguro, observamos una potente herramienta para que, -a través de ella-, el Gobierno bolivariano pueda encausar los subsidios que a bien se pretendan otorgar al pueblo venezolano sin intermediación alguna. Cuando evaluamos su implantación, observamos ciertos “grandes” detalles que humildemente pretendemos enunciar y proponer acciones para prevenir que éstos abonen el terreno del fracaso.

La Banca Pública es, -definitivamente-, una fortaleza indiscutible del Gobierno Bolivariano dentro del sistema financiero venezolano. Para que tengamos una idea del potencial del que disponemos, podemos comentar que para noviembre de 2014, de los 3.562 cajeros automáticos que funcionan en el país, 1.154 pertenecen a la banca pública, es decir, el 32.39% del mercado de ATM está en manos del Gobierno Bolivariano.

Ahora el detalle: ¿Ustedes sabían que cada vez que usamos nuestra tarjeta de débito “Maestro”, la trasnacional Master Card cobra un dinerito?, pues sí, todos los medios electrónicos de pago que utilizamos son propiedad de VISA y Master Card, bueno, un pequeño segmento en manos de American Express y Diners Club.

En Venezuela tenemos nuestro Sistema Nacional de Pagos (Made in Venezuela) y es administrado por el BCV, sin embargo, todas las tarjetas de débito emitidas por la banca pública son MAESTRO y la vía de interconexión con otros cajeros se hace a través de SUICHE 7B y/o CONEXUS que utilizan a su vez a IBM y las franquicias internacionales aludidas.

Cuando una institución de la banca pública emite un plástico VISA/MASTER CARD (Cédula del buen vivir, juventud, turismo, etc.), con una tasa activa de interés relativamente modesta, la franquicia dueña de la marca cobra un dinerito que luego deberá repatriar en divisa a su casa matriz. Si se usa el Sistema Nacional de Pagos, no existirá erogación alguna por concepto de regalías ni comisiones, allí si evidenciaremos una verdadera soberanía financiera. El uso de esas tarjetas sería solo dentro de la República y en países aliados donde existan convenios especiales de intercambio comercial en monedas locales. No habrá fuga de divisas vía “cadivismo”, por lo menos en ese segmento del mercado.

En el país existen empresas privadas que son operadoras de tarjetas, que bien podrían funcionar de la mano con la Banca Pública bajo la figura de “combinación de negocios” para que, además de operar las franquicias de VISA, Master Card y otras, agreguen al catálogo la marca “Soberana”.

Hagamos el ejercicio de cómo funcionaría una tarjeta de abastecimiento seguro emitida por el Banco de Venezuela, Tesoro, Bicentenario, Industrial con la franquicia nacional “Soberana”:

La tarjeta tiene un límite de gastos que se financia a “tantos” meses a una tasa preferencial. Con ella se puede acceder (junto al uso del captahuellas) a productos subsidiados por el Estado en los establecimientos donde la tarjeta “Soberana” sea aceptada.

Si se requiere comprar una lavadora, se va al establecimiento de preferencia (red pública o privada) y se compra el producto. Tiene un precio JUSTO de venta al que se puede acceder solo con la cédula de identidad, ¡pero!, a través de la tarjeta de abastecimiento seguro se tiene un subsidio directo de XX%. El sistema Nacional de Pago factura el monto neto al tarjetahabiente y abona a la cuenta del vendedor el monto total del Precio JUSTO. No se afecta la ganancia ni la operación comercial del establecimiento y se le entrega DIRECTAMENTE el subsidio al beneficiario.

Esa forma de entregar el subsidio se puede aplicar a cualquier bien o servicio, siempre y cuando se utilice la tarjeta “Soberana” conjuntamente con el  sistema biométrico.

Por una parte se hace eficiente la gestión de entregar efectiva y personalmente el beneficio al pueblo venezolano mientras se patrocina de alguna manera el consumo, se garantiza un margen justo de ganancia que hará que los comerciantes del sector privado se plieguen masivamente a esta iniciativa; por otro lado se elimina el caldo de cultivo para el bachaqueo y otras prácticas nocivas para la economía y Buen Vivir de nuestro país.

Así mismo, al utilizar nuestro Sistema Nacional de Pagos, blindamos el sistema financiero venezolano de amenazas de la banca internacional plegada a intereses imperiales.

Esta manera de promover la producción nacional, la comercialización, compra y venta de productos y servicios libremente sin limitar el consumo, desmonta cualquier matriz negativa que pretenda calificar a Venezuela como un país donde se racionan los productos. 

Lo que es limitado el subsidio, no el consumo y eso es una decisión personal, no mandato de la Revolución.

Si un compatriota quiere comprar a su antojo, lo puede hacer siempre y cuando pague el precio JUSTO, sin ningún tipo de subsidio ni tasa de interés preferencial, sin colocar huella ni presentar la tarjeta “Soberana”. Sencillamente utilizando su tarjeta de crédito VISA, Master Card o cualquier otra, con una tasa de interés de mercado JUSTA (no subsidiada), de manera que la repatriación de capitales de esas franquicias no afecte la economía ni las divisas de nuestro país.

Propuesta propositiva que pretende aportar Eficiencia impregnada de honestidad a la gestión revolucionaria y chavista que hoy y siempre liderará el destino de nuestra patria.

Fernando Luis Vegas
@fvegas15