Los derechos especiales de giro son definidos en términos de una cartera de monedas fuertes utilizadas en el comercio internacional y las finanzas. En la actualidad, las monedas en la cartera son el euro, la libra esterlina, el renminbi, el yen y el dólar estadounidense. Antes de la introducción del euro en 1999, el marco alemán y el franco estaban incluidos en la cartera. La cantidad de cada moneda que hacen un DEG se determina de acuerdo con la importancia relativa de la moneda en el comercio y las finanzas internacionales. La determinación de las monedas en la cartera del DEG y la determinación de sus cantidades son realizadas por el comité ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) cada cinco años.
Para el período 2016-2020, cada DEG estará compuesto en un 41.73% por el dólar (basura) norteamericano, 30,93% será en euros, 8,99% de yen japonés, la libra esterlina tendrá una participación del 8,09% y el yuan chino hará su debut ocupando el 10,92% de la divisa del FMI.

Los DEG será el instrumento para que -en unidad-muchos países puedan desdolarizar su comercio internacional. Si a lo anterior agregamos que la demanda energética de China le da la posibilidad de decir que de ahora en adelante va a pagar en DEG la factura petrolera. Ningún país podría (en teoría) negarse a utilizar esa divisa.

Hasta ahora el dólar es la divisa en la que se denominan los marcadores actuales BRENT, WTI, etc. Rusia dio al traste con esa exclusividad al lanzar al mercado euroasiático el marcador petrolero URALS denominado en rublos. No es halado de los cabellos proponer que China hará lo propio con su ofrecido contrato petrolero denominado en yuanes. En ambos casos los consumidores podrían pagar esas facturas en DEG y no necesariamente en dólares, yuanes o rublos.

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