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martes, 9 de mayo de 2017

¿Por qué los rusos celebran cada año el Día de la Victoria?

En Rusia se recuerda cada año la victoria sobre el ejército de la Alemania nazi, que supuso un altísimo coste humano. Se trata de una de las mayores y más importantes celebraciones, más allá del desfile militar anual. En realidad no siempre ha sido así. Descubre la historia de esta fiesta.
Por: Oleg Yegórov, RBTH


Cuando los sociólogos preguntan a los rusos por qué episodio de la historia del país sienten más orgullo, la respuesta más popular sigue siendo la misma desde hace más de 20 años: “La victoria en la Gran Guerra Patria de 1941-1945”. Por tanto, no es nada sorprendente que el 9 de mayo, Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, sea una de las fiestas más populares del país. Reúne a gente de todo tipo de ideologías. En 2016, en los eventos dedicados a la celebración de la victoria participaron unos 24 millones de personas, casi uno de cada seis habitantes de Rusia.

Uno de los iconos más reconocibles de la fiesta, junto con los fuegos artificiales por la noche y los claveles que se entregan a los veteranos, es el desfile de la Victoria en Moscú. Cada año, por los adoquines de la Plaza Roja marchan miles de soldados, en el desfile se muestran los últimos modelos de técnica militar (como el tanque Armata en 2015) y está presidido por el ministro de Defensa. En 2015, año del 70º aniversario de la Victoria, se destinaron al desfile 810 millones de rublos (unos 12,8 millones de euros), y un año después se destinaron 295 millones (4,6 millones de euros).

Los desfiles rusos son un fenómeno único. En Europa Occidental y en Estados Unidos, el fin de la Segunda Guerra Mundial no se celebra con grandes desfiles militares. China pasó revista a sus tropas en septiembre de 2015, en conmemoración del 70º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, pero este fue un acto aislado. En Rusia, el desfile de miles de soldados es un acontecimiento anual. ¿Por qué?

No siempre ha sido así
Por extraño que pueda parecer, en la URSS, el país que ganó la Segunda Guerra Mundial, los desfiles se celebraban de un modo mucho más modesto que en la Rusia actual. Y con menos frecuencia. Después de que en junio de 1945 se celebrara el primer Desfile de la Victoria por la Plaza Roja, durante el cual los soldados soviéticos echaron banderas nazis a las puertas del Mausoleo de Lenin, no se volvió a celebrar otro desfile durante 20 años.


¿Por qué Rusia es tan grande?
Según señala el historiador Denís Babichenko, tanto Iósif Stalin como su sucesor Nikita Jruschov temían que los comandantes militares de la guerra ganaran peso político, por lo que no prestaron demasiada atención a sus méritos ni a los de otros veteranos. Hasta 1965, el Día de la Victoria ni siquiera era festivo.

El primer gobernante soviético con el que se comenzó a celebrar el Día de la Victoria a nivel estatal y en todo el país fue Leonid Brézhnev (secretario general del Partido Comunista de 1966 a 1982). Sin embargo, durante su gobierno los desfiles únicamente se celebraban en los aniversarios importantes. El último desfile soviético se celebró en 1990, y durante los primeros años de la nueva Rusia no hubo ninguno. La tradición se retomó en 1995 y adquirió las dimensiones actuales durante la década del año 2000.

Lo importante es su elemento de cohesión
El historiador Dmitri Andréyev, señala en una entrevista para RBTH que para la Rusia actual el Día de la Victoria es importante porque es uno de los pocos elementos realmente cohesionadores que unen a toda la sociedad. “El Día de la Victoria y su espacio de memoria histórica impulsan la unidad nacional y la armonía”, comenta Andréyev.


Las heridas del Día de la Victoria
El desfile, los fuegos artificiales, la marcha del “Regimiento inmortal”, todos estos rituales encarnan la idea de la unidad alrededor de la memoria común. El gobierno intenta aprovechar al máximo estos rituales para que el pueblo mantenga su identidad. De ahí la envergadura de la celebración del Día de la Victoria, de la que el desfile militar es solo una parte.

Los habitantes de Moscú se quejan en ocasiones de la incomodidad de asistir al desfile en vivo. “No te puedes acercar mucho y no se ve nada –señala el blogger Iliá Varlámov-. No se hace para la gente, sino para la televisión. ¿Por qué no se construye una tribuna para gente normal y corriente?”. Varlámov también acusa al gobierno de mezclar el Día de la Victoria, un día de memoria histórica y duelo, con una “demostración de su potencia militar”.

Sin embargo, una aplastante mayoría de los rusos (un 96 %, según una encuesta del centro Levada) está de acuerdo con el desfile. “Veo el desfile con mis padres cada año desde mi infancia –recuerda Yulia Kovaliova, una joven de Moscú de 24 años-. Me gusta ver cómo los soldados marchan tan sincronizados y las armas tan potentes de nuestro ejército, oír los gritos de “¡hurra!”. Me llena de orgullo, siento que estamos protegidos. Es una buena tradición que debemos conservar”.

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